¿Es posible ayudarnos con la de fascioterapia?
La ansiedad se experimenta ante un riesgo imaginario posible, aunque muchas veces poco probable.
Puede ser parte de tener miedo a una situación cómo un examen, o tomar una decisión tanto si es muy importante en nuestra vida o puede incluso que no sea tan importante, pero hace aflorar el miedo igualmente. Sabemos que en realidad no estamos ante un peligro real, que solo está en nuestra mente.
La repetición de estas preocupaciones sin llegar a una solución pueden acabar produciendo ese estado emocional que denominamos ansiedad.
¿Cómo repercute esa ansiedad en nuestro día a día?
Una situación de nerviosismo, que nos lleva a tener estrés y que si no la sabemos gestionar se prolonga en el tiempo, desencadenando en un estado de ansiedad, esta nos limita, no solo a nivel emocional, también a nivel físico, produciendo dolores de cabeza, insomnio, diarreas o estreñimiento, caída del cabello, sudoraciones, palpitaciones, caspa, eccemas, acné, sequedad, contracturas, bruxismo nocturno, tensión mandibular, etc.
La ansiedad produce un impacto en nuestro cerebro y se debe a la conjunción de cortisol, norepinefrina y adrenalina.
En lo más profundo de nuestro cerebro hay una pequeña estructura llamada amígdala, ella es la que procesa e interpreta las señales sensoriales y es quien alerta al cerebro de que hay una amenaza, un peligro, se dice que es como un sensor instintivo y algunas veces irracional que nos hace reaccionar ante diferentes situaciones de miedo.
«La ansiedad es la mente yendo más deprisa que la vida»
Cecy Parodi
Todos estos problemas causados por la ansiedad nos llevan directamente a encontrarnos con la tristeza y la desesperación, llenando nuestra mente de pensamientos limitantes y en algunos casos derivando a una profunda depresión.
La cara es el espejo del cuerpo
Las emociones son una de las reacciones psicofisiológicas más básicas que existen en el ser humano. Su estudio es relativamente reciente; fue en 1971 cuando el psicólogo Ekman estableció seis emociones básicas de la especie humana: enfado, asco, miedo, alegría, tristeza y sorpresa . Esta clasificación es relativamente universal y está presente desde muy temprana edad en todas las culturas.
Es importante aprender a observarnos, frente a un espejo, no solo para cepillarnos los dientes, maquillarnos o peinarnos, observar con mirada amorosa, sin juzgarnos.
Observar el rostro, las lineas de expresión, el color, sentir el tacto de nuestra piel.
Te preguntarás, ¿por qué mirar nuestro rostro?, ¿qué puedo ver más allá de la imagen que proyecta mi espejo?.
Al observar tu piel o la de algún allegado, puedes ver mucho más de lo que te imaginas, la piel como ya sabemos el órgano más extenso que tenemos sujeto a múltiples cambios y por ello muy dinámico. Nos protege del exterior, protegiéndonos de los ataques patógenos, lesiones físicas, regula la temperatura corporal, nos permite que dispongamos del sentido del tacto y nos comunica con nuestro interior.
La piel es un órgano receptor de sensaciones a través de los estímulos externos del medio ambiente directamente conectados al sistema nervioso central.
La piel tiene conexión con el cerebro, es muchas veces la cara oculta de nuestras preocupaciones y nuestros estados emocionales.
Nuestras emociones se manifiestan a través de la piel, frente a diferente situaciones que se nos presentan nuestro rostro palidece, se ruboriza, sudamos, incluso se marcan más nuestras líneas de expresión dando paso a pequeñas arrugitas.
Si hablamos de que la piel es un órgano receptor que nos comunica con nuestro interior, esto nos demuestra que si hacemos una manipulación de los puntos reflejos estratégicos en el rostro, junto con aromaterapia y respiración consiente y otras herramientas, podemos tratar de una manera holística los problemas de ansiedad, insomnio y tonificar nuestras defensas para prevención de futuras enfermedades.
Hay que comprender que la ventaja de este método reside sobre todo en el hecho de que permite adquirir la capacidad de auto sanarse uno mismo y tomar conciencia de como estamos, que valor le damos a nuestros pensamientos, si podemos distinguir lo que es real y si somos capaces de emprender un cambio mental y emocional desde una perspectiva saludable.
Cecilia Parodi
Terapeuta manual holística