Más allá de lo que creemos pensar, está el sentir
Gema Jaramillo
¿Sabes poner límites?
¿Qué me dirías si te digo que te plantees, ahora mismo, que no sentirnos en paz y con las emociones tranquilas viene derivado, en una gran parte, por no poner límites en tus entornos, por no gritar un «BASTA» y tomar un camino fuera de tu zona de confort?
¿Podría parecerte difícil de creer, que con un sonido adecuado puedes modificar tu estado y sentirte, en menos de quince minutos, en un estado de relajación, orientándote, con las ideas mucho más claras y las emociones pausadas y estables?
Pues seguro que puedes pensar que suena a cuento «chino» de aquellos que tanto se oyen (que no es lo mismo que escuchar) sobre todo en las publicaciones de redes sociales y demás.
Bueno, pues si esa es tu manera de pensar, te aconsejo que dediques tu tiempo a seguir ahí, en un estado mental, sin querer sentir las cosas que voy a contarte. Exactamente, has leído bien.
Los grandes conflictos de la sociedad hoy en día, como bien sabemos muchos más de los que parece, es que vivimos continuamente estresados, con ritmos locos entre la familia, el trabajo y no sé cuantas cosas más, como si fuéramos auténticos robots estropeados.
Y es que la ausencia de espacios de dedicación a nuestro cuidado emocional y energético, en muchas ocasiones brilla por su ausencia. Aunque más bien, y para ser mucho más exacto, no solo no brilla sino que nos oscurece por su ausencia.
¿Por dónde empezamos?
Comencemos a tomar conciencia. Hablemos primero de cómo el sonido de los cuencos tibetanos son capaces de conectar con nuestro Yo profundo, pleno y equilibrado.
Para quién aún no sepa que es un cuenco tibetano; estos son unos instrumentos de metal, redondos, que se fabrican con distintas aleaciones de metales, normalmente en lugares como la India y Nepal.
Cuando haces que emitan un sonido, lo llamamos hacerlos cantar, se pueden hacer cantar de varias maneras, tanto golpeado como por fricción.
Al hacer esto, los cuencos desprenden estimulantes y maravillosos sonidos, entre los que destacan los armónicos, dulces, tranquilos y melódicos.
Una de las cosas más maravillosas y «milagrosas» que pasan es que según nos encontremos nosotros, así vibramos, y el cuenco lo manifiesta cantando una melodía u otra. Tal como lo lees, así es. La misma persona, con el mismo cuenco, en la misma sala, hasta si me apuras, con la misma temperatura, humedad y presión atmosférica, varías el estado presente de la persona y el cuenco canta acorde a lo que está precisa en ese momento.
Las primeras veces que te ocurre esto, te quedas sin palabras, después y aunque te acostumbras de alguna manera te sigues maravillando a la evidencia.
Se ha demostrado científicamente, y a estas alturas ya es innegable; que somos sonido, vibración y frecuencia.
¿Pero qué pasa al tocar un cuenco?
Al tocar un cuenco tibetano, nuestros pensamientos se transforman, se relajan, nuestro cerebro se expande, se amansa, renuncia a seguir con nosotros por encima, sin hacernos caso de lo que nuestro cuerpo pide…
Se produce una rendición de control, dando paso a un estado natural de paz y relajación.
Podría decirte que se crean cúpulas de energía que nos envuelven, que de alguna manera nos «limpian», elevando nuestra frecuencia, la vibración del espacio, la nuestra.
Se produce un cambio de estado, pasas del mental puramente al estado del sentir. Algo extraño de identificar sobre todo para los más mentales, que se retuercen en busca de razón y significado ante lo que les ocurre porque están sintiendo, y eso no tiene constructo mental que lo defina clasifique y encaje en los archivos cerebrales de la mente.
¿Cómo puede llegar a suceder una cosa tan «mágica»?
Los ojos humanos perciben solo una pequeña parte de lo que sucede a nuestro alrededor, sin tener conciencia de cuántas ondas y de qué tipos de estas viajan por el espacio.
Las ondas del sonido penetran por las cavidades de los odios, los ojos, la nariz, la boca, por los poros de la piel, introduciéndose de manera sutil y transportándose por nuestro organismo, llenándonos de luz, color y emociones bonitas.
Consiguen única y exclusivamente, que prestemos atención a esta experiencia majestuosa de viajar a nuestro Corazón lleno de puro amor y gratitud…
Os invito a que busquéis un espacio tranquilo, silencioso, os coloquéis un incienso, una vela , respirar profundamente, escuches y sientas este audio de mis cuencos. Una labor realizada en colaboración junto a David Trías para su curso de Rayos Metafísicos de nueva frecuencia.
El sonido tiene las cualidades de crear, transformar , multiplicar , accionar y generar todo aquello que somos capaces de permitirnos.
Gema Jaramillo. Más información…
